Pocos son los días en los que el nombre de Vicente Vallina no resuena entre sus familiares. Y no porque sus descendientes hablen casi a diario del conocido como "médico de los mineros", uno de los traumatólogos más ilustres que ha dado de la región, sino porque éste ha ido pasando de generación en generación como un emotivo tributo de quienes más lo querían. Su hijo mayor, primero; dos de sus nietos, después y, ahora, otros dos bisnietos mantienen su memoria viva a través de algo tan significativo como es compartir su nombre. Es decir, se llaman exactamente igual que él. "Era una persona increíble", aseguran.

El médico Vicente Vallina, atendiendo a un paciente en el sanatorio Adaro. | LNE

Vallina nació en la aldea de San Pedro (Sotrondio), aunque toda su vida veraneó en Selorio y contagió ese amor por Villaviciosa a toda su familia. Tanto es así que a día de hoy, todos ellos cuentan con casa en el concejo. Es aquí donde el verano pasado se reunieron para tomar una fotografía única. Tres generaciones, cinco personas, todos con el mismo nombre. Empezando por su hijo mayor, Vicente Vallina García, hasta el último de sus bisnietos, Vicente Vallina Díaz.

Este gesto que para muchos puede parecer insignificante es el reflejo del respeto y el cariño que la familia profesa a una persona que sigue estando muy presente en sus vidas, a pesar de llevar más de veinte años fallecido. "No hay día que no se hablé de él en casa. A mi me gusta mucho hablarles a los nietos de él y contarles todo lo que hizo, porque consiguió cosas muy importantes" asegura su nuera, Pepa Bedriñana.

Vallina inició con 16 años la carrera de medicina en Madrid. Su abuelo era trabajador en la mina. Su padre, picador y vigilante en el Pozo Barredo de Mieres, por lo que siempre tuvo claro que su trayectoria debía estar ligada a todos aquellos que pasaban parte de su vida picando bajo tierra. "Tuvo todas las facilidades del mundo, le ofrecieron ir a grandes hospitales, pero siempre decía que gracias a los mineros llegó a donde llegó", recuerdan sus familiares.

El traumatólogo fue pionero en la implantación de la rehabilitación de los mineros accidentados y en el tratamiento moderno de las quemaduras. El Gobierno regional, presidido por Sergio Marqués, le concedió la Medalla del Principado en 1997 y, poco después, recibió la Gran Cruz del Mérito Civil. Hijo adoptivo del Valle del Nalón –comprendiendo cuatro concejos– cuenta, además, con calles en Sotrondio, Sama de Langreo y Oviedo.

La pasión por la medicina la trasladó a tres de sus cuatro hijos, pero no sus nietos. "Ninguno quiso hacer medicina, solo hay una nieta, Carmen, que es odontóloga, pero tenemos la esperanza de que algún bisnieto quiera ejercer como el abuelo", comenta Pepa Bedriñana.