A la hora de realizar una buena cata de faba asturiana lo más importante es no enmascarar el sabor. La legumbre ha de cocinarse solo con agua y una pizca de sal, a fin de facilitar al jurado la ya de por sí complicada labor de analizar su mantecosidad, su textura y su calidad. Es así como ayer la degustaron los integrantes del jurado de la prueba que se realizó en la Sidrería El Roxu con motivo de las Jornadas gastronómicas de Villaviciosa.

Diez productores de Indicación Geográfica Protegida (IGP) participaron en esta cuarta edición, que tuvo como jurado a Agustín Cueto, de la Cofradía de Amigos de les Fabes; Paula Álvarez y Santiago González, técnicos de la IGP Faba Asturiana; Guillermo García, técnico del Serida; Mari Fernández, del restaurante El Fartuquín, en representación del Club de Guisanderas; Gregorio García, del restaurante Oleum de Granada; y Vanesa Tuero, de la Asociación de Autónomos, Comerciantes y Servicios de Villaviciosa (Acosevi).

La prueba maliayesa ha ido incrementando el nivel con el paso de las ediciones, a pesar de que las condiciones climatológicas del año pasado han provocado que en estas fechas haya menos producción. "Ha estado muy bien, con un alto nivel de mantecosidad en todas las fabas, que es la característica que más se diferencia. Los productores siempre cumplen con las expectativas en esta materia", destacó Paula Álvarez.

Si bien la mantecosidad es la característica por excelencia de la faba asturiana, no es la única. Para ser perfecta, la legumbre debe tener la superficie lisa y la piel blanda, no ser granulosa y mucho menos arenosa. "En una cata depende mucho cómo esté cocida la faba. No es lo mismo hacerlo con más o menos caldo, el tiempo de cocción... A veces puede ser una faba muy buena, pero si se le da un mal tratamiento a la hora de la cata no está igual", indicó Gregorio García, del restaurante Oleum.

Por eso, para intentar ofrecer una homogeneidad entre todos los participantes, las fabas son cocidas únicamente con agua y durante el mismo periodo de tiempo a fin de comprobar el comportamiento de la legumbre en el propio caldo de cocción. "Al hacerse solo con agua, con una porción mínima de sal, la exigencia es mucho mayor. Trasladada a una fabada o unas ‘fabas con...’, los ingredientes que añadas siempre van a amortiguar más la dureza que pueda tener la legumbre", añadió Álvarez.

Para Mari Fernández, del restaurante El Fartuquín, la experiencia fue "muy interesante". "Hubo muy buen nivel y muy buena faba. Estaba toda bastante bien, aunque es verdad que a la hora de trabajarla y ponerle ingredientes gana mucho", aseguró. Porque "poniéndole un buen compangu a una faba regular puedes hacer que esté buena". Eso sí, sin olvidarse de "trabajarla con mucho cariño". "Si la faba es buena y la trabajas con cariño te llevas un diez; si es mala y le pones cariño puedes sacarle algo de provecho. La faba quiere mimo", explica.

Agustín Cueto, de la Cofradía de Amigos de les Fabes, lleva tres ediciones siendo partícipe de las catas. "La primera edición me costó, pero cada vez resulta más fácil", afirmó. Para él, "tenemos la mejor legumbre del mundo, la faba asturiana. No hay ninguna otra que se parezca".

Los diez productores que ayer participaron en la cata estarán este fin de semana vendiendo su producto en el mercado de la plaza de abastos de Villaviciosa. Es allí donde el domingo se dará a conocer el resultado de la prueba y se anunciará cuál es la mejor Faba Asturiana IGP.

El mercado abrirá el sábado de 11.00 a 15.00 y de 17.00 a 19.30 horas. En él se podrán adquirir, además de fabas, otros productos agroalimentarios de la región.