Oviedo lloró estos días por Eloína Suárez, única alcaldesa de la historia de la ciudad y hoy le dio su último adiós. El funeral de la exregidora se ofició en la parroquia de Nuestra Señora del Carmen, la de los Carmelitas. Suárez falleció el jueves pasado a los 101 años. Su estado de salud era delicado en los últimos tiempos debido a su avanzada edad y en última instancia, no pudo superar un fallo renal, según explicó la familia. "Era una mujer tenaz y trabajadora cuyo objetivo siempre fue luchar por sacarnos adelante y que pudiésemos estudiar; lo consiguió", declaró su hijo Alfonso Fuertes momentos antes del comienzo del sepelio. Junto a él, a la entrada de la iglesia, estaba su hermano, Miguel Fuertes. "Para ella la alcaldía fue una anécdota", comentó este último, que abundó en la idea de sacrificio familiar que, momentos antes, destacó su hermano. "Por esa parte, nos despedimos de ella con alegría y satisfacción", prosiguió Miguel Fuertes, que mostró su alegría por la afluencia de amigos y conocidos que se acercaron a acompañarla en su último viaje. "Agradecemos ver este cariñín que le tenía la gente, lo agradecemos mucho", remató, haciendo referencia a las, aproximadamente, más de 200 personas que ocuparon los bancos del templo.

Hubo presencia política en el funeral, como la del portavoz del Grupo Municipal Socialista, Carlos Fernández Llaneza. El concejal transmitió su afecto a la familia y definió a la finada como "una buena mujer y una buena ovetense" a la que la ciudad "guardará en el recuerdo". Entre las bancadas también se dejó ver el exconcejal y exsenador por el PP Jaime Reinares. Respecto al campo profesional y académico, el abogado Ignacio Álvarez Buylla y el decano del Colegio de Arquitectos, Miguel Casariego, respectivamente, no faltaron a la cita.

El vicario parroquial de los Carmelitas, José Manuel Arribas, ofició la misa. En su sermón destacó el papel de madre amorosa y trabajadora que sacó adelante a una familia numerosa, el de la vida de Eloína Suárez. "Sabemos que quien ama saca fuerzas y recibe amor. Esa madre, cuando se pone al servicio de los demás, da ejemplo de trabajo, sacrificio, entereza y moralidad", recitó el vicario. "Y reina como esposa y como madre, a pesar de que la vida dé una de cal y otra de arena", prosiguió, refiriéndose a los duros años en los que enviudó y quedó en solitario a cargo de seis hijos.

Arribas también hizo referencia a su vida actual, rodeada de una gran familia compuesta por cinco hijos -uno de ellos falleció hace años-,10 nietos y 16 bisnietos. Y de su hermana, Palmira Suárez, de 102 años, que también vivió una vida familiar paralela a la suya y fue su mayor cómplice en los momentos más duros. La hermana, presente en el funeral, estuvo en la primera bancada rodeada de todos sus parientes y descendientes. "Y recordaréis lo que decía Eloína, madre, abuela, bisabuela; eso es su recuerdo. Y os verá unidos, generosos, compartiendo la vida", expresó el vicario.

Por último, antes de proceder a la bendición de las cenizas de Eloína Suárez con agua bendita e incienso, su nieto, el periodista de TPA Noticias Nacho Monserrat, subió al atril escoltado por su hija Telva Monserrat. Leyó una emotiva carta destinada a su abuelo, del que su abuelo enviudó en 1959. "Querido abuelo, soy Ignacio. Nunca te conocí y te escribo en nombre de los 10 nietos. Antes de fallecer pensaste lo difícil que se pondría la vida al irte... No te equivocaste. Tu mujer no podía suponer que llegaría a ser alcaldesa y que se le reservaría un sitio en la historia y en los periódicos 65 años más tarde (...) te echó en falta todos los días de su vida". El periodista también se refirió a la relación con Palmira. "Con ellas las matemáticas no servían; uno más uno no son dos, eran una. Hemos perdido media abuela y nos queda la otra mitad".

La bisnieta de Eloína Suárez también realizó una breve intervención. "La admiro mucho, me gustaría darle las gracias por todo lo que nos dio y disfrutar de la vida en su compañía. Agradezco a todos los que han venido para compartir esta despedida". Acto seguido, las cenizas de la que fuera alcaldesa de Oviedo entre 1978 y 1979, se desplazaron hasta el cementerio del Salvador donde recibieron cristiana sepultura.