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Golpe de efecto LNE

No voy a entrar en la pertinencia o no de las diligencias abiertas contra la esposa del presidente Sánchez, que en todo caso quedan a juicio de los correspondientes organismos procesales, sino a la insólita decisión de este miércoles de suspender toda su actividad como Presidente del Gobierno para reflexionar sobre ello.

¿Reflexionar sobre qué? ¿Acaso las actuaciones judiciales no son fruto de indicios y pruebas que apuntan en una determinada dirección y que en todo caso, se deberán dilucidar en las posteriores diligencias? O es que en este caso no hay que dejar actuar a la justicia mientras que en otros muchos casos, sí. Y eso a pesar, de que como dijo esa misma mañana "sigue creyendo en ella". ¿En qué justicia?

En mi humilde opinión tanto su decisión, como su carta, cargada de acusaciones a la derecha y a la ultraderecha (a las que cita conjuntamente ni más ni menos que en seis ocasiones), acompañadas también de los medios ultraconservadores que han orquestado toda la campaña mediática contra los esposos Sánchez, según su parecer, no obedecen sino a una estrategia que desde que fue cesado del cargo de Secretario General del PSOE por el Comité Federal del mismo para que pudiera gobernar la lista más votada de Mariano Rajoy y no entregarse en manos de los populistas y de los nacionalistas, no ha parado de acometer.

Y no es otra estrategia que la de apelar a las bases, tanto sociales como políticas, desde una supuesta situación de vulnerabilidad al considerarse herido, o en este caso atacado, para que las bases rujan de furor contra los malhechores que tan indignamente están maltratando al presidente y éste pueda levantarse arropado por ellas, nuevamente.

Lo hizo después de ganar por segunda vez las primarias en la moción de censura que derribó el gobierno de Rajoy y que lo aupó a él mismo a la Moncloa, apoyándose en un titubeante PNV (no olvidemos que estos gobernaban en coalición con el PSOE en Euskadi).

Lo volvió a hacer después de la estrepitosa derrota electoral en las autonómicas y municipales del 28 de mayo de 2023, con un adelanto electoral que convocaba en pleno mes de julio las elecciones generales y que le salió bien después de haber pactado (y cedido) con todas las fuerzas electorales necesarias para su mayoría parlamentaria, incluida la del prófugo Puigdemont.

Y lo hace ahora. ¿Qué es lo que está haciendo realmente?

No quiero pecar de adivino, pero a la vista de lo sucedido y citado más arriba, creo que Pedro Sánchez no se toma estos días para reflexionar, como afirma en su carta, sobre su continuidad o no al frente de la Presidencia del Gobierno. Lo hace para volver a apelar "a las vísceras de las masas" que lo han sacado siempre, aunque por los pelos, de todos los apuros en los que se ha visto envuelto. Si no me engaño mucho, este fin de semana veremos un batallón de autobuses y otros transportes dirigiéndose a Madrid para apoyar al líder herido a la par que manifestaciones de todo tipo.

Lo que el lunes nos va a contar Pedro, no es si continúa o no en la Presidencia del Gobierno, cosa que se da por descontada, lo que nos va a contar es que no puede defraudar la confianza de tantísima gente que se ha tirado a la calle para apoyarlo y que sería una cobardía no hacerlo.

Y así puestas las cosas el affaire Begoña Gómez, se habrá esfumado como un azucarillo en aguardiente.

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